
Se define como ansiedad por separación al estado de estrés que alcanza el perro cuando no tiene acceso a su propietario. Este estado no ocurre porque el animal sienta una dependencia hacia su humano, sino porque no es capaz de gestionar la situación de soledad y separación.
Así, no se trata de una obsesión, sino de un vínculo de apego y una incapacidad de construir un equilibrio estando solo. Para el perro, su propietario actúa como una figura de referencia que lo guía y le proporciona protección, dicho de otro modo, es su base segura. Cuando su base segura no está, y el can no ha aprendido a sobrellevar esta situación, es cuando aparece el estrés, el miedo, la frustración y la ansiedad, haciendo que presente una serie de síntomas y comportamientos indeseados.
No obstante, existen distintos tipos o grados de ansiedad por separación en perros, de manera que algunos sí pueden estar relacionados con una relación de hiperapego por parte del perro y, al mismo tiempo, una mala gestión de la separación.
Tipo A o hiperapego primario: sucede en canes que han sido separados de su madre y hermanos prematuramente. Cuando se produce un destete temprano y, por ende, menos natural, el perro no ha experimentado un desapego progresivo, por lo que no ha aprendido a estar separado de su base segura (en ese caso su madre). Lo ideal es dejar que el destete se produzca de forma natural para que la madre enseñe a su cachorro a estar sin su protección. Por ello, la mejor edad para adoptar un cachorro es los tres meses de vida, tanto para evitar el desarrollo de este trastorno emocional como para prevenir problemas de socialización, y de conducta en general, derivados de la pronta separación.
Tipo B o hiperapego secundario: se produce después de haber pasado un tiempo prolongado con el perro, como por ejemplo tras unas vacaciones o una baja laboral. En este caso, el can inicialmente era capaz de gestionar la soledad, pero tras experimentar ese contacto repetitivo con su figura de referencia, crea una especie de dependencia que provoca ansiedad cuando su base segura se ausenta. Por otro lado, este tipo de ansiedad por separación en perros también puede suceder tras una mudanza, un abandono o el fallecimiento de su figura de referencia. Aquí, el perro ha perdido lo que para él era un estímulo importante (un hogar o una persona), siente la necesidad de contacto con su base segura y se muestra miedoso, estresado, nervioso o ansioso en soledad.
Tipo C: ocurre cuando el perro ha sufrido una experiencia traumática o negativa estando solo. En este caso la ansiedad por separación se manifiesta únicamente cuando aparece el estímulo que provoca miedo en el perro.
En general, un perro con ansiedad por separación es incapaz de encontrar un equilibrio entre entorno, estímulos sociales y figura de referencia cuando uno de estos elementos falla. Esta capacidad para equilibrar los distintos elementos que se encuentran a su alrededor, aunque uno de ellos se ausente durante un tiempo determinado, se conoce como homeostasis sensorial. Un can equilibrado es capaz de mantener este equilibrio aunque su figura de referencia (propietario) no esté en casa. Un perro con la homeoastasis sensorial alterada, por los motivos anteriores, sufre este tipo de ansiedad.
Cuando se queda solo en casa, el perro se siente amenazado, en peligro, y se activa en él un estado de alerta que le puede llevar a la destrucción de objetos, llanto desesperado, etc. Tal y como su nombre indica, la separación durante un periodo de tiempo, ya sea corto o largo, entre perro y propietario produce en el can un estado de ansiedad incontrolable para él.
Aproximadamente entre el 20 y el 40 % de la población canina sufre ansiedad por separación, siendo uno de los motivos de consulta más frecuentes. En cualquiera de los casos, resulta fundamental intervenir y acabar cuanto antes con esta situación.
Fuente:https://www.expertoanimal.com/ansiedad-por-separacion-en-perros-sintomas...